El cerebro, la médula
espinal, los ventrículos cerebrales, los vasos nerviosos y los músculos que
podemos mover a voluntad están formados por células. Se trata de pequeñas
sociedades de sistemas químicos que interactúan unos con otros para ayudarse y
comunicarse. Si el cerebro y el riñón son diferentes es porque sus células son
diferentes. La evolución celular, desde las bacterias hasta las células
nerviosas (neuronas), ha provocado la aparición de "bloques"
funcionales al interior de cada miembro. Así, las neuronas son células que, a
diferencia de todas las otras células del organismo (a excepción de los
óvulos), han perdido la capacidad de dividirse, de formar otras neuronas. En
cambio, han desarrollado su capacidad de expresión de moléculas ligadas a la
comunicación, de sustancias que median la interconversión de energías eléctrica
y química.
Hablemos un poco de
las principales células que constituyen el sistema nervioso, al menos desde el
punto de vista neurológico: las neuronas y la glía.
LAS NEURONAS
A pesar de que existe
gran variedad de tipos neuronales (por su tamaño, forma y organización), las
células nerviosas comparten una serie de características generales.
Estas células
conducen señales a través del axón, una prolongación que se extiende desde el
cuerpo de la neurona hacia afuera, y reciben información a través de las
dendritas, otras ramas de la célula que se dirigen hacia el soma o cuerpo
neuronal. La capacidad del axón para conducir impulsos nerviosos aumenta
significativamente por la mielina, capa formada por células especializadas que
producen una membrana adiposa que envuelve al axón varias veces, en forma
concéntrica. La mielina de estas membranas protege el impulso nervioso de las
interferencias del medio, disminuyendo la pérdida de corriente eléctrica y
aumentando la velocidad con la que ésta se conduce por la fibra nerviosa. En el
sistema nervioso las neuronas se organizan por medio de cúmulos de células en
sitios relativamente circunscritos. Esta acumulación de cuerpos neuronales, a
diferencia del aspecto que tienen los haces de fibras, constituye la sustancia
gris (que en el tejido fresco es más bien rosa grisáceo) y se organiza
frecuentemente en núcleos. Las áreas de fibras o tractos nerviosos,
particularmente mielinizados, constituyen la sustancia blanca.
En la actualidad
podemos distinguir mucho mejor estos grupos de cuerpos neuronales (los núcleos,
de los que hablamos antes), gracias a tinciones especiales y al uso de
anticuerpos que nos señalan su posición en las diferentes partes de la célula.
Esta técnica, llamada inmunocitoquímica, ha servido para identificar subgrupos
de neuronas, al interior de núcleos de sustancia gris.
Además de marcar las
neuronas con anticuerpos, se pueden estudiar teñidas con colorantes de plata
que nos muestran toda la arquitectura de la célula. De hecho, estas técnicas de
plata (llamadas de impregnación argéntica) fueron las que permitieron estudiar
en detalle el sistema nervioso. Como vimos, los trabajos de Golgi en Italia, y
de Santiago Ramón y Cajal en España, a finales del siglo pasado y principios de
éste, significaron un avance cualitativo en el estudio del sistema nervioso.
Nunca antes el hombre se había asomado tan profundamente al interior de su
materia pensante.
Actualmente, la
microscopía electrónica nos ofrece paisajes cerebrales a una escala mucho más
pequeña, para darnos cuenta de que la complejidad ya aparente a nivel celular,
se acrecienta a nivel subcelular.
información obtenida de:
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/ciencia/volumen3/ciencia3/130/html/sec_8.html
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